¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón
y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne!
He aquí un término devotamente apetecible

Morir..., Dormir... ¡Dormir!...¡Tal vez soñar!
¡Sí, ahí está el obstáculo!
Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte,
cuando nos hayamos librado del torbellino de la vida.
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